sábado, 8 de enero de 2011

Salud pública

Vivimos en una época priviligiada, de grandes y ràpidos cambios. Las cosas ocurren a gran velocidad con la inmediatez del presente, en el día a día, sin esperar al futuro. Las nuevas tecnologías nos permiten estar cada vez más interrelacionados y las comunicaciones se suceden de forma instantánea a través de Internet, la telefonia móvil, la televisión... Las fronteras se abren a la inmigración y al cruce cultural, al comercio...

El mundo es cada vez más pequeño y, sin embargo, la pobreza y las desigualdades continúan existiendo.
Aparecen nuevas enfermedades que reemplazan a las clásicas ya erradicadas. Se expanden la pandemia del sida y las toxiinfecciones alimentarias. La población envejece y aumentan las discapacidades y enfermedades devastadoras como el Alzheimer y el cáncer. Nos amenazan nuevos riesgos laborales, incluidos la inseguridad y el desempleo.

Surge con fuerza el problema de las drogodependencias y el alcoholismo, los accidentes de tráfico, la anorexia y la bulimia, productos de la cultura del cuerpo. Crecen los embarazos de adolescentes, los incendios forestales, la contaminación ambbiental, la obesidad, las alergias y las enfermedades cardiopulmonares.

Hoy, más que nunca, la salud pública se basa en la educación y en la solidaridad de las personas.

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